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La agricultura familiar sostenible puede alimentar el mundo
Una respuesta a la crisis global de los precios de los alimentos
Miércoles 21 de mayo de 2008, por
La actual crisis revela que la liberalización del mercado agrícola conduce al hambre y a la pobreza.
¡Tiempo para la Soberanía Alimentaria!
Una respuesta a la crisis global de los precios de los alimentos:
La agricultura familiar sostenible puede alimentar el mundo
La Vía Campesina
(Roma, 14 de febrero de 2008). Los consumidores de todo el mundo han visto que los precios de los alimentos básicos se han incrementado dramáticamente durante los pasados meses, creando unas extremamente difíciles condiciones de vida, especialmente para las comunidades más pobres. Durante el año pasado, el trigo ha doblado su precio, el maíz ha subido cerca del 50% que hace un año.
Sin embargo, no hay crisis productiva. Las estadísticas muestran que la producción de cereales nunca ha sido tan alta como en 2007 (1).
Los precios se han incrementado porque una parte de la producción es ahora derivada a agrocombustibles, las reservas globales de comida están en su momento más bajo de los últimos 25 años debido a la desregulación de los mercados marcada por la OMC y el tiempo extremo que han padecido algunos países exportadores como Australia. Pero los precios también se han incrementado porque las compañías financieras especulan con la comida de las personas, ya que anticipan que los precios de los productos agrícolas seguirán subiendo en el futuro próximo. La producción de alimentos, su proceso y su distribución quedarán cada vez más bajo el control de las empresas transnacionales que monopolizan los mercados.
La tragedia de los agrocombustibles industriales: pueden alimentar coches, pero no personas.
Los agrocombustibles (combustibles producidos a partir de plantas, productos agrícolas y forestales) se presentan como una respuesta a la escasez de combustibles fósiles y al calentamiento global. Sin embargo, muchos científicos e instituciones reconocen que su energía y su impacto medioambiental serán limitados o incluso negativos.
Sin embargo, todo el mundo de los negocios está apresurándose a invertir en este nuevo mercado que está compitiendo directamente con las necesidades alimenticias de las personas. El gobierno indio está hablando de plantar 14 millones de hectáreas de jatropha, el Banco de Desarrollo Inter-Americano dice que Brasil tiene 120 millones de hectáreas que podrían ser cultivadas con cultivos de agrocombustibles, y un lobby de agrocombustibles está hablando de que 379 millones de hectáreas están disponibles en 15 países africanos (2). La actual demanda de maíz para producir etanol casi representa el 10% del consumo mundial, lo que empuja los precios al alza.
Los agrocombustibles industriales son un sin sentido económico, social y medioambiental. Su desarrollo debe detenerse y la producción agrícola debe enfocarse prioritariamente hacia la alimentación.
Todos los campesinos no se benefician de los altos precios
Los precios récord en todo el mundo de los alimentos golpean a los consumidores, pero contrariamente a lo que se podía esperar, no benefician a todos los productores. Los ganaderos están en crisis debido al aumento del precio de los piensos, los productores de cereal se enfrentan a agudos incrementos de los precios de los fertilizantes y los campesinos sin tierra y los trabajadores agrícolas no pueden darse el lujo de comprar alimentos. Los campesinos venden sus productos a un precio extremadamente bajo comparado con lo que los consumidores pagan. La Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas española (COAG) calcula que los consumidores en España pagan hasta un 600% más de lo que los productores de alimentos obtienen por sus producciones.
Los primeros en beneficiarse del aumento de los precios agrícolas son la agroindustria y las grandes distribuidoras, porque incrementan los precios de los alimentos mucho más de os que deberían. ¿Descenderán los precios cuando próximamente los precios de los productos agrícolas bajen? Las grandes compañías son capaces de almacenar grandes cantidades de alimentos y liberarlos cuando los precios de los mercados estén altos.
Los pequeños campesinos y los consumidores necesitan precios justos y estables, no actual alta volatilidad. Los pequeños campesinos no pueden producir si los precios son demasiado bajos, como ha sido el caso durante las últimas décadas. Por lo tanto, necesitan regulación de los mercados y la oposición a las políticas de la OMC.
La liberalización del mercado agrícola conduce a la crisis
La actual crisis revela que la liberalización del mercado agrícola conduce al hambre y a la pobreza.
Los países se han convertido en extremadamente dependientes de los mercados globales. En 1992, los campesinos indonesios producían suficiente soja para abastecer su mercado doméstico. El tofu basado en soja y el ’tempeh’ son una parte importante de la dieta diaria en todo el archipiélago. Siguiendo la doctrina neoliberal, el país abrió sus fronteras a las importaciones, permitiendo que la entrada de soja estadounidense barata inundara el mercado. Esto destruyó la producción nacional. Hoy, el 60% de la soja que se consume en Indonesia es importada. Los precios récord de la soja estadounidense del pasado enero condujeron a una crisis nacional cuando los precios del ’tempeh’ y del tofu (la "carne de los pobres") se doblaron en pocas semanas. El mismo escenario se puede aplicar en muchos países, como con la producción de maíz en México.
La desregulación y la privatización de los mecanismos de salvaguarda están contribuyendo también a la actual crisis. Las reservas nacionales de alimentos han sido privatizadas y ahora funcionan como las compañías transnacionales. Igualmente, los mecanismos de precio garantizado exponen a los campesinos y a los productores a una extrema volatilidad de los precios.
¡Tiempo para la Soberanía Alimentaria!
Debido a las expectativas de crecimiento de la población mundial hasta el 2050 y a la necesidad de enfrentarse al cambio climático, el mundo tendrá que producir muchos más alimentos en los años próximos. Los campesinos son capaces de asumir este reto como lo han hecho en el pasado. De hecho, la población mundial se dobló durante los pasados 50 años, pero los campesinos incrementaron la producción de cereales más rápidamente incluso.
La Vía Campesina cree que para proteger las necesidades vitales, los puestos de trabajo, la salud de las personas y al medio ambiente, la alimentación debe permanecer en las manos de los pequeños campesinos sostenibles, y no puede dejarse bajo el control de las grandes compañías de agronegocios o de cadenas de supermercados. Los OMG y la agricultura industrial no proveerán de comida saludable, y deteriorarán más fuertemente el medio ambiente. Por ejemplo, la nueva "revolución verde" promovida por AGRA en